TUÑA / CUNA del GENERAL DEL RIEGO
Tuña es una parroquia del concejo de Tineo en el Principado de Asturias España. Fue Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar en el año 2000. En esta parroquia nacieron el general Rafael del Riego y el escritor en asturiano Antón García. El pueblo de Tuña destaca por el número de casonas palaciegas que alberga pertenecientes a diferentes familias nobiliarias.
Tuña, perteneciente al concejo de Tineo, Es la capital del Cuarto de la Riera, un auténtico centro de arquitectura señorial y nobiliaria con familias como los Riego y Tineo, Rodríguez de Tuña, los Flórez Valdés, Peláez de Arganza, Quiñones y García de la Sierra y otras varias. Estas familias construyeron a lo largo de los siglos, partiendo desde la Edad Media, un gran número de palacios y casonas que se reúnen en este pueblo.
PALACIO CABO del RIO
Situado en la vega del río Tuña, se encuentra esta gran casona del siglo XVIII. Este edificio nobiliario se erige sobre los restos de un anterior palacio de los Rodríguez de Tuña que fue derruido por una riada originada por la Fana de Genestaza. Esta casona ha sido sede de las familias nobiliarias de Rodríguez de Tuña - Nuñez de Tuña. En su fachada se puede divisar el escudo de armas en piedra de los Rodríguez de Tuña y los Pelaez de Arganza. En esta casa nació el padre del general de Riego
palacio cabo del rio - tuña
PONTE DE CARRAL
pescador de trucha en el rio tuña
rio tuña
CASA NATAL del GENERAL DEL RIEGO
la chamborra casa donde nacio el general del riego - tuña. casona de arquitectura popular es del siglo XVIII es famosa por ser la casa natal del general Riego. Esta casa ha sido restaurada en la década de 1980 por el gobierno del Principado de Asturias. Destaca en la fachada el escudo de armas en piedra de los Rodriguez de Tuña, Pelaez de Arganza y Pambley
en la fachada el escudo de armas en piedra de los Rodriguez de Tuña,
Pelaez de Arganza y Pambley
RAFAEL DEL RIEGO FLOREZ
Nació en el seno de una familia noble, aunque de poca fortuna. Tras graduarse en la Universidad de Oviedo en 1807, se trasladó a Madrid, donde se alistó en la Guardia de Corps. Con la invasión francesa de España, en abril de 1808, el general Murat le envió prisionero a El Escorial, de donde logró escapar. Se fugó hacia Asturias, donde su padre había sido nombrado miembro de la Junta Suprema de Asturias. Iniciada la Guerra de la Independencia, el 8 de agosto de 1808 ascendió a capitán en la división del general Acevedo y al poco tiempo fue nombrado su ayudante. El 10 de noviembre de 1808 tomó parte en la batalla de Espinosa de los Monteros Burgos, en la que las tropas españolas sufrieron una importante derrota. Intentando proteger y salvar la vida del general Acevedo, fue hecho prisionero el 13 de noviembre de 1808 y después deportado a Francia, donde conoció las teorías liberales más radicales. Posteriormente fue liberado y entró en contacto con la masonería en Francia. Viajó también por Inglaterra y Alemania, y en 1814 retornó a España, reincorporándose al ejército con el grado de teniente coronel. Juró la Constitución de 1812 ante el general Lacy antes de que fuera derogada por Fernando VII. Durante los seis años de gobierno absolutista de Fernando VII, se unió a la masonería. Posteriormente conspiró junto a otros liberales para reinstaurar la Constitución de 1812. En 1819 se reunió en Andalucía un ejército destinado a sofocar la sublevación de las colonias en América de las provincias de Ultramar. Riego estaba al mando del batallón asturiano. Varios oficiales habían decidido aprovechar aquella ocasión para proclamar la Constitución de 1812. Riego, uno de los comprometidos con el movimiento, se alzó en Las Cabezas de San Juan Sevilla el 1 de enero de 1820. Allí arengó a los suyos diciendo: «Es de precisión para que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!». Poco después se trasladaron a Arcos de la Frontera, donde fue detenido el general en jefe del ejército expedicionario, el Conde de Calderón. A continuación, las tropas de Riego marcharon por diferentes ciudades andaluzas con la esperanza de comenzar un levantamiento antiabsolutista, ante la indiferencia popular. Si bien el pronunciamiento no fue sofocado, tampoco encontró el apoyo que esperaba, de forma que el 11 de marzo lo que quedaba de la columna decidió dispersarse, buscando refugio en las montañas de Extremadura. Cuando el periplo revolucionario estaba desintegrándose en Andalucía, se produjeron levantamientos en Galicia: la Constitución se proclamó en La Coruña y después en Ferrol y Vigo. Los levantamientos se fueron extendiendo por el resto de España. El 7 de marzo de 1820, el Palacio Real de Madrid fue rodeado por una gran multitud. A pesar de que, según parece, el rey hubiera podido contar con la adhesión de tropas suficientes para hacer frente a los sublevados, el general Ballesteros, al mando del Ejército del Centro, consultado, declaró que no podía responder de la tropa. Entrada ya la noche, el rey se decidió a firmar un decreto, en el que declaraba que, de acuerdo con «la voluntad general del pueblo», se había decidido a jurar la Constitución. El día 10, el rey publica el Manifiesto del rey a la Nación española en el que muestra su apoyo a dicha constitución: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Comienza así el Trienio liberal. El nuevo gobierno liberal nombró a Riego mariscal de campo y poco después Capitán General de Galicia. No llegó a ocupar este puesto, sino que fue destituido con motivo de su visita a Madrid agosto–septiembre de 1820, acusado falsamente de republicanismo. Sin embargo, los vaivenes políticos le llevaron a ser nombrado, en noviembre de 1820, Capitán General de Aragón, por lo que se trasladó a Zaragoza. El 18 de junio del mismo año se casó con su sobrina, María Teresa del Riego y Bustillos. El 4 de septiembre de 1821, tras el complot republicano de Cugnet de Montarlet, fue destituido de la capitanía general y destinado a Lérida y después a Castelló de Farfaña. A pesar de ello, su popularidad era enorme y su retrato era paseado por las calles madrileñas. En marzo de 1822 fue elegido diputado por Asturias, siendo designado Presidente de las Cortes Generales, bajo un gobierno dominado por los liberales exaltados, que condujeron a los moderados, dirigidos por Francisco Martínez de la Rosa, a la oposición. Aunque era muy respetado, los que apoyaban al Antiguo Régimen le acusaban de haberse endiosado y de haberse enriquecido de forma oscura. En 1822 empezaron las primeras revueltas en contra de la nueva forma estatal. La primera fue en Madrid cuando un batallón de la milicia nacional cargó contra unos seguidores de Riego que aclamaban a éste. Fue llamada la Batalla de las Platerías. La segunda revuelta fue en el norte, donde aparecieron violentas partidas realistas en Navarra y Cataluña. En esta última el barón de Eroles, el marqués de Mataflorida y el arzobispo de Creus se adueñaron de la Seu d'Urgell y proclamaron allí una regencia absolutista en contra de los liberales. Sin embargo, Fernando VII reclamó secretamente ayuda extranjera para eliminar las trabas al restablecimiento del absolutismo. En diciembre de 1822, en el Congreso de Verona, la Santa Alianza decidió que una España liberal era un peligro para el equilibrio europeo y se encargó a Francia la tarea de restablecer la monarquía absoluta en España. El 7 de abril de 1823, un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema cruzó la frontera por el Bidasoa. Riego marchó a Cádiz, donde se sumó a la mayoría liberal de las Cortes Generales para organizar la resistencia y votar la incapacidad del monarca. Los liberales se sentían perseguidos y traicionados por el absolutismo intransigente del monarca. Riego intentó reorganizar la resistencia en Andalucía, en calidad de General en Jefe del III Cuerpo de Ejército, e hizo frente a los franceses. El 14 de septiembre, durante la llamada Batalla de Jódar en Jaén fue derrotado. Malherido, trató de huir. El 15 de septiembre fue traicionado, abandonado por sus tropas y hecho prisionero en Arquillos Jaén. Se le trasladó a Madrid. Allí pidió perdón y clemencia al rey y a todos aquellos a los que hubiera ofendido por sus posibles crímenes liberales, en una carta publicada por la Gaceta de Madrid. Pero todo fue en vano y fue declarado culpable de alta traición, por haber sido uno de los diputados que había votado por la incapacitación del rey. El 7 de noviembre de 1823 Rafael de Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado en un serón hacia el patíbulo situado en la Plaza de la Cebada en Madrid y ejecutado por ahorcamiento y posteriormente decapitado, entre los insultos de la misma población madrileña que poco antes le había aclamado. Su figura es el máximo exponente de los defensores de las libertades civiles en España, convirtiéndose en el mártir por excelencia de la represión política contra el liberalismo. Actualmente su retrato es uno de los que se pueden ver en las Cortes Generales, junto con otros cuadros como la jura de la Constitución de 1812
Nació en el seno de una familia noble, aunque de poca fortuna. Tras graduarse en la Universidad de Oviedo en 1807, se trasladó a Madrid, donde se alistó en la Guardia de Corps. Con la invasión francesa de España, en abril de 1808, el general Murat le envió prisionero a El Escorial, de donde logró escapar. Se fugó hacia Asturias, donde su padre había sido nombrado miembro de la Junta Suprema de Asturias. Iniciada la Guerra de la Independencia, el 8 de agosto de 1808 ascendió a capitán en la división del general Acevedo y al poco tiempo fue nombrado su ayudante. El 10 de noviembre de 1808 tomó parte en la batalla de Espinosa de los Monteros Burgos, en la que las tropas españolas sufrieron una importante derrota. Intentando proteger y salvar la vida del general Acevedo, fue hecho prisionero el 13 de noviembre de 1808 y después deportado a Francia, donde conoció las teorías liberales más radicales. Posteriormente fue liberado y entró en contacto con la masonería en Francia. Viajó también por Inglaterra y Alemania, y en 1814 retornó a España, reincorporándose al ejército con el grado de teniente coronel. Juró la Constitución de 1812 ante el general Lacy antes de que fuera derogada por Fernando VII. Durante los seis años de gobierno absolutista de Fernando VII, se unió a la masonería. Posteriormente conspiró junto a otros liberales para reinstaurar la Constitución de 1812. En 1819 se reunió en Andalucía un ejército destinado a sofocar la sublevación de las colonias en América de las provincias de Ultramar. Riego estaba al mando del batallón asturiano. Varios oficiales habían decidido aprovechar aquella ocasión para proclamar la Constitución de 1812. Riego, uno de los comprometidos con el movimiento, se alzó en Las Cabezas de San Juan Sevilla el 1 de enero de 1820. Allí arengó a los suyos diciendo: «Es de precisión para que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!». Poco después se trasladaron a Arcos de la Frontera, donde fue detenido el general en jefe del ejército expedicionario, el Conde de Calderón. A continuación, las tropas de Riego marcharon por diferentes ciudades andaluzas con la esperanza de comenzar un levantamiento antiabsolutista, ante la indiferencia popular. Si bien el pronunciamiento no fue sofocado, tampoco encontró el apoyo que esperaba, de forma que el 11 de marzo lo que quedaba de la columna decidió dispersarse, buscando refugio en las montañas de Extremadura. Cuando el periplo revolucionario estaba desintegrándose en Andalucía, se produjeron levantamientos en Galicia: la Constitución se proclamó en La Coruña y después en Ferrol y Vigo. Los levantamientos se fueron extendiendo por el resto de España. El 7 de marzo de 1820, el Palacio Real de Madrid fue rodeado por una gran multitud. A pesar de que, según parece, el rey hubiera podido contar con la adhesión de tropas suficientes para hacer frente a los sublevados, el general Ballesteros, al mando del Ejército del Centro, consultado, declaró que no podía responder de la tropa. Entrada ya la noche, el rey se decidió a firmar un decreto, en el que declaraba que, de acuerdo con «la voluntad general del pueblo», se había decidido a jurar la Constitución. El día 10, el rey publica el Manifiesto del rey a la Nación española en el que muestra su apoyo a dicha constitución: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Comienza así el Trienio liberal. El nuevo gobierno liberal nombró a Riego mariscal de campo y poco después Capitán General de Galicia. No llegó a ocupar este puesto, sino que fue destituido con motivo de su visita a Madrid agosto–septiembre de 1820, acusado falsamente de republicanismo. Sin embargo, los vaivenes políticos le llevaron a ser nombrado, en noviembre de 1820, Capitán General de Aragón, por lo que se trasladó a Zaragoza. El 18 de junio del mismo año se casó con su sobrina, María Teresa del Riego y Bustillos. El 4 de septiembre de 1821, tras el complot republicano de Cugnet de Montarlet, fue destituido de la capitanía general y destinado a Lérida y después a Castelló de Farfaña. A pesar de ello, su popularidad era enorme y su retrato era paseado por las calles madrileñas. En marzo de 1822 fue elegido diputado por Asturias, siendo designado Presidente de las Cortes Generales, bajo un gobierno dominado por los liberales exaltados, que condujeron a los moderados, dirigidos por Francisco Martínez de la Rosa, a la oposición. Aunque era muy respetado, los que apoyaban al Antiguo Régimen le acusaban de haberse endiosado y de haberse enriquecido de forma oscura. En 1822 empezaron las primeras revueltas en contra de la nueva forma estatal. La primera fue en Madrid cuando un batallón de la milicia nacional cargó contra unos seguidores de Riego que aclamaban a éste. Fue llamada la Batalla de las Platerías. La segunda revuelta fue en el norte, donde aparecieron violentas partidas realistas en Navarra y Cataluña. En esta última el barón de Eroles, el marqués de Mataflorida y el arzobispo de Creus se adueñaron de la Seu d'Urgell y proclamaron allí una regencia absolutista en contra de los liberales. Sin embargo, Fernando VII reclamó secretamente ayuda extranjera para eliminar las trabas al restablecimiento del absolutismo. En diciembre de 1822, en el Congreso de Verona, la Santa Alianza decidió que una España liberal era un peligro para el equilibrio europeo y se encargó a Francia la tarea de restablecer la monarquía absoluta en España. El 7 de abril de 1823, un ejército francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema cruzó la frontera por el Bidasoa. Riego marchó a Cádiz, donde se sumó a la mayoría liberal de las Cortes Generales para organizar la resistencia y votar la incapacidad del monarca. Los liberales se sentían perseguidos y traicionados por el absolutismo intransigente del monarca. Riego intentó reorganizar la resistencia en Andalucía, en calidad de General en Jefe del III Cuerpo de Ejército, e hizo frente a los franceses. El 14 de septiembre, durante la llamada Batalla de Jódar en Jaén fue derrotado. Malherido, trató de huir. El 15 de septiembre fue traicionado, abandonado por sus tropas y hecho prisionero en Arquillos Jaén. Se le trasladó a Madrid. Allí pidió perdón y clemencia al rey y a todos aquellos a los que hubiera ofendido por sus posibles crímenes liberales, en una carta publicada por la Gaceta de Madrid. Pero todo fue en vano y fue declarado culpable de alta traición, por haber sido uno de los diputados que había votado por la incapacitación del rey. El 7 de noviembre de 1823 Rafael de Riego, hundido moral y físicamente, fue arrastrado en un serón hacia el patíbulo situado en la Plaza de la Cebada en Madrid y ejecutado por ahorcamiento y posteriormente decapitado, entre los insultos de la misma población madrileña que poco antes le había aclamado. Su figura es el máximo exponente de los defensores de las libertades civiles en España, convirtiéndose en el mártir por excelencia de la represión política contra el liberalismo. Actualmente su retrato es uno de los que se pueden ver en las Cortes Generales, junto con otros cuadros como la jura de la Constitución de 1812
calle de tuña
tuña horreo-panera
PALACIO de los RIEGO Y TINEO
Antiguo mayorazgo de los Riego y Tineo. Este palacio tiene sus inicios en el siglo XIII si bien la torre es del siglo XIV. Situado en la ladera del monte dominando el pueblo de Tuña. Destaca el magnífico escudo de piedra de armas de la familia en el que aparecen el blasón de la misma,así como los de otros linajes emparentados con la misma. Peláez de Arganza, Queipo de Llano y Valdés.
escudo con las armas de los Peláez de Arganda y Llano, Tineo y Valdés
actualmente el palacio de los riego y tineo esta muy deteriorado, ya que es de propiedad privada y faltan medios economicos, una pena de años de historia........
palacio de los riego y tineo
Dominando Tuña, desde el barrio de Castañeu se encuentra el palacio de los Riego y Tineo o del Barreiro; es el mayor de todo el pueblo; la fachada sur tiene dos torres cuadradas, siendo probable que la que se sitúa a la derecha sea bajomedieval; la fachada trasera cuenta con otra torre gemela de la anterior. La fachada oriental mantiene una columnata que sostiene una galería de madera. En la puerta campea el escudo con las armas de los Peláez de Arganda y Llano, Tineo y Valdés. El palacio fue construído mayoritariamente en el s. XVIII, si exceptuamos los restos bajomedievales. La familia que la habitó, los Riego y Tineo, fueron marinos y militares, y una de sus ramas dio la vida al General
STª MARIA de TUÑA
En este templo fue bautizado el general Riego. Este templo del siglo XVIII posee un altar mayor obra de Palomino. Posee además diferentes retablos que decoran las capillas de las familias nobiliares de las importantes familias de la zona. Entre los retablos se puede destacar el de los Flórez-Valdés, proveniente del templo anterior del siglo XIII. En este retablo destacan las armas de las linajudas de las familias
LA TORRE de TUÑA
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